Trátese de un mito o de un evento real, las novelas y las películas se han encargado de presentarnos hechos tan conmovedores, que encontrar nuestra alma gemela se ha convertido en la misión de vida de algunas personas, e incluso, se allegan a costosos talleres con el fin de “llamar” y encontrar a su otra mitad. Lo cierto es que nadie puede probarlo o decir que no es verdad.
Según la mitología griega, existían en la tierra tres sexos. Hombres, mujeres y andróginos. Estos últimos eran la mezcla de los dos primeros. Andro = hombre y Gino = mujer. En el Olimpo, lugar donde habitaban los dioses, estos se dieron cuenta del poder que podían tener estas criaturas que al albergar los opuestos en sí mismos, podían hacerse muy poderosos y atentar contra ellos, por lo cual Zeus, el dios de más poder en el Olimpo, decidió dividirlos. Y desde entonces existe el deseo de encontrar a ese ser que nos complementa y que nos hace sentir plenos, totales y felices.
Realidad o no, lo cierto es que suele ocurrir que de forma inesperada, llega alguien que te vira todo patas arriba y cambia tu vida para siempre.
Por lo general eso que llamamos alma gemela es una persona que llega a tu vida cuando menos lo esperas y sin conocerla te hace sentir cierta ansiedad y hasta se encienden señales de alerta. Mientras le vas conociendo ves la similitud de intereses. Y comienza a generarse una poderosa, linda y especial conexión. Hablan de cosas que tal vez nadie entiende. Comienzan los “dejavu”, su cercanía te activa los sensores sexuales, no puedes sacártela de la mente, e incluso comienzan a darse situaciones de índole telepática. Poco a poco descubres una gran similitud de intereses, se desarrolla una química sexual poderosa que te complementa y tu existencia toma otro sentido.
Los que ven la idea de las almas gemelas como un simple hito romántico aseveran que creer en ello equivaldría a pensar que somos seres incompletos y que carecemos de las herramientas para evolucionar. En otras palabras, creer que te falta tu otra mitad e invertir tiempo en su búsqueda es no creer en la plenitud del ser que eres.
Pero, ¿cómo se explica esa sensación de totalidad? ¿Cómo explicar el sentir de que nos conocemos desde hace tanto tiempo y esa afinidad de pensamientos que nunca habías experimentado antes? ¿Cómo explicar estas sensaciones tan intensas y maravillosas que te llevan a hacer cualquier cosa con tal de no desprenderte de “tu otra mitad”?
Según los descubrimientos de la física cuántica, la existencia de energías complementarias es real. Existen organismos que vibran en la misma frecuencia y afinidad y tal vez los espíritus no son la excepción. Hay quienes teorizan que las llamadas almas gemelas son espíritus que vibran en la misma frecuencia y que probablemente han vivido juntos grandes experiencias y desafíos en vidas pasadas. La afinidad es tan grande y el sentido de totalidad es tan real y tan inmenso, que se gestan compromisos y contratos que crean lazos kármicos, propiciando el encuentro de estos espíritus en vidas futuras.
Lo interesante de estos compromisos contraídos por amor en vidas pasadas, es que fuerza las almas a esa búsqueda y de encontrarse, la re-unión fantástica y de mucho amor podría ayudar a resolver conflictos del pasado y alcanzar grandes logros. Aunque en alguno de los casos, podría ocurrir todo lo contrario y darse en un momento no adecuado. Donde no todo sería color de rosa y lleno de felicidad, alegría y pasión y las situaciones de índole cultural, genética o familiar no ser las propicias para el encuentro buscado que presentan las novelas de romance.
Sea cual sea el caso, cierto o no, el Universo entero está en constante expansión, evolución y crecimiento y tú eres parte de eso. Las experiencias por las que nos es necesario pasar no son las mismas para todos, aun cuando podamos ser espíritus muy afines. Si, aun cuando puedas estar experimentando una afinidad vibracional que te lleva a experimentar una entrega y una pasión que no se da en las parejas comunes, cada uno tiene sus propias responsabilidades que cumplir en su paso por el planeta.
Probablemente el encuentro sirva para realizar una misión conjunta para el beneficio de muchos. Tal vez se encuentren con el propósito de apoyarse en momentos de sumo dolor, para orientarse, fortalecerse y apoyarse y una vez cumplido su propósito, volver a separarse para continuar su misión espiritual y su paradigma personal. Indudablemente estamos experimentando en un plano dimensional de tiempo y espacio en el cual estableceremos relaciones y compromisos que pueden tener repercusiones en nuestro largo peregrinar existencial.
Espíritus afines o almas gemelas… Todos estamos aquí con un propósito. Busquemos vivir, sentir y disfrutar cada momento con pasión y alegría, y que el amor y la comprensión estén presentes en cada encuentro pactado, hoy, mañana y siempre.
