Lamentablemente para el plane- ta y para todos nosotros, la quema de estos combustibles fósiles ha generado enormes cantidades de dióxido de carbono (CO2), alterando el ecosistema y enfermando al pla- neta. Sequías, temperaturas calientes, erup- ciones volcánicas y gigantescos huracanes surgiendo de la nada, son solo algunos de los síntomas de que el planeta está enfermo. El diagnóstico es tan severo que aun cuan- do grandes intereses económicos hacen lento el proceso, los líderes mundiales han tenido que envolverse en el asunto, e incluso el Papa Francisco, dedicó una encíclica al tema siendo la primera vez en la historia que la iglesia católica asume una posición en el tema.
La cantidad de evidencia científica que cons- tata este daño ha hecho posible que se atien- da el asunto como uno de urgencia, logrando que nos replanteemos el uso y la forma en que generamos y usamos la energía y que se gesten pactos climáticos y acuerdos mun- diales para reducir la emisión de CO2.
El equilibrio del ecosistema y todo lo que eso representa para todas las especies que habitamos el planeta es un asunto que requiere acciones inmediatas y consientes de parte de cada uno de nosotros. El cambio climático nos obliga a tomar medidas que afectarán la economía, la política y la forma de vida en el planeta, pero mientras eso pasa, podemos comenzar nuestra contribución tomando en consideración lo siguiente:
1. Utiliza menos electricidad. Apaga las luces que no sean necesarias, usa la lavadora sa- biamente, no mantengas el televisor o la com- putadora encendida si no las estás utilizando. Remplaza las bombillas por unas de bajo con- sumo. Considera utilizar fuentes de energía renovable, si las circunstancias te lo permiten. 2. Genera menos basura, la basura que gene- ramos produce emisiones de metano que con- tribuyen a un más al daño al planeta. Recicla. 3. Protege los árboles, cuida los bosques y siembra un árbol. Un árbol tiene la capacidad de absorber CO2 a través de sus hojas y au- menta su consumo en la medida en que crece. Se estima que un árbol podría consumir hasta una tonelada de CO2 en toda su vida.
Las nuevas leyes y el desarrollo de una política climática deben ir acompañadas de nuestro compromiso individual. Hagamos nuestra parte.