Con más antigüedad sobre la faz de la tierra que la raza humana, esta planta ha sido eje de controversias, supresión y malentendidos aun cuando sus notables beneficios no pueden ocultarse.

El renacimiento de la relación del humano con esta planta tiene su raíz en la era de la informática en la que vivimos.  Es muy difícil ocultar información con el fin de mantener la hegemonía y el control de unos pocos, y la historia de esta singular planta así lo confirma. Mucho se podría argumentar de las hipócritas razones que por años sostenían la demonización de esta planta. Pero como ya mencioné, la era de la información ha hecho posible que salga luz, comprensión e información, y mi motivación al escribir este corto artículo es despertar el interés sobre el cannabis desde una perspectiva espiritual.

En el 1965, científicos israelíes aislaron el principal agente activo del cannabis: el delta-9-tetrahidrocannabinol comúnmente conocido como THC. Esta sustancia es la medicina de elección para el glaucoma, la epilepsia, espasmos musculares, reducción de tumores, control de las náuseas en tratamientos contra el cáncer, depresión, anorexia nerviosa, como tratamiento herbal alternativo para el asma, entre otras muchas condiciones de salud.   Griegos como Galeno y Heródoto, atestiguaban del potencial medicinal del cannabis. El cannabis se ha usado medicinal, espiritual y recreativamente desde la antigüedad hasta hoy.  En la cultura Rasta el cannabis se usa como un sacramento, y no es de extrañarse, pues parte de los rituales judíos de donde surge la religión rastafari incluían el uso de la planta. El aceite de la unción con el que Yahvé, más tarde conocido como Jehová, utilizaba para ungir a los escogidos, requería que se usara cannabis para su confección.  En hebreo la palabra para el cannabis es "kaneh-bosm". La raíz "kan" en esta construcción significa caña o cáñamo, mientras "bosm" significa aromático. Esta palabra aparece cinco veces en el Antiguo Testamento; en Éxodo 30: 22-30, Cantar de los Cantares 4: 8-14, Isaías 43: 23-24, Jeremías 6:20 y Ezequiel 27:19.  

Asociado a la diosa germana del amor, Freya, esta manifestación vegetal de la consciencia podría considerarse en algún momento como un patrimonio cultural, espiritual y hasta afrodisíaco. Actuando sobre el chacra del corazón ha sido usada en prácticas de meditación, yoga, chamanismo y en otras ceremonias grupales con otros enteógenos.  Una de las menciones más antiguas del cannabis se encuentra en Los Vedas, o textos sagrados hindúes compilados aproximadamente desde el 2000 a 1400 A.C.  Una de las deidades de la india, el Señor Shiva, se asocia frecuentemente con el cannabis que se usa con regularidad en una bebida llamado Bhang, que consiste en una infusión de leche, jengibre, cannabis y almendras.    Interesantemente nuestro cuerpo parece estar preparado para el uso de esta planta ya que poseemos un sistema de receptores llamado sistema endocannabinoide.  Uno de esos cannabinoides que el cuerpo produce es la anandamida, un neuro trasmisor cuyo nombre proviene de la palabra sánscrita "Ananda", que se traduce como "bienaventuranza o portador de la paz interior”. 

Es por esa razón que el uso del cannabis brinda a quien la usa una sensación de relajación y paz, haciendo que las personas pueden interactuar de manera más amorosa y comprensiva con el otro.

Actuando sobre el cerebro como una ayuda creativa, hace aflorar la musa imaginativa a

la superficie haciendo que artistas, escritores, directores, y músicos se beneficien de la planta.

 La forma en que esta afecta el cerebro hace que las ideas afloren de forma libre y rápida, por lo que algunas personas en su deseo de comprender y conocer el contenido de su conciencia se han acercado a la planta. Como bien dijera Terence Mckenna: “Si las palabras "la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad" no incluyen el derecho a experimentar con su propia conciencia, entonces la Declaración de Independencia no vale el cáñamo en el que fue escrita.”