El milagroso y ya casi omnipresente monstruo cibernético que responde al nombre de La Red, ¡llegó para quedarse! Más y más nuestra vida se amarra a la red. Realizar pagos, compras, la comunicación a través de correos electrónicos, mensajes de texto y páginas sociales, su uso en la escuela, el trabajo, en fin, todos estás vinculados y dependen de la red.
La red se ha convertido en el centro del planeta sin ser un lugar específico. No tiene un lugar físico de reunión. Pero, es a través de la red que nos comunicamos con amigos y parientes, que buscamos una dirección, que compramos cosas, que nos enteramos de las noticias y compartimos nuestras fotos y momentos felices.
La vida del estudiante se ha simplificado a tal modo que, con apretar un botón de búsqueda, tiene la información al alcance de la mano sin tener que buscar en las antiguas enciclopedias o pasar largas horas en la universidad, buscando en el fichero.
La manera en la que hacemos negocios dejó de ser lo que fue hace unos años atrás. Comenzar un negocio en línea es más común y lucrativo de lo que uno imagina. La ganancia producida por ventas desde unidades móviles en los Estados Unidos es impresionante. De acuerdo a Statista.com, las ventas desde móviles aumentaron de 8 billones en el 2012 a 17 billones en el 2014, cerrando con la increíble suma de 27 billones en el 2016.
La red ha influenciado tanto nuestras vidas que ha generado una gama de nuevos comportamientos y patologías. La fatiga mediática o fatiga producida por mucha exposición a la internet es un nuevo diagnóstico a consecuencia de la red. El estar sentado en la computadora con 5 o más pestanas abiertas o trabajar con varios monitores se ha convertido en algo muy común. Esta práctica requiere que la mente y el enfoque cambien de manera rápida y constante, produciendo más cansancio y agotamiento mental. Este diagnóstico está íntimamente relacionado a la adicción cibernética. El término adicción cibernética surge en el 1995 y fue considerado como un término de carácter satírico hasta que se pudo evidenciar que el uso del internet se puede convertir en una patología. Su uso para las compras, juegos, videos, pornografía, redes sociales, blogging, son algunas de las prácticas que han contribuido al desarrollo de esta nueva patología.
La red ha establecido una nueva forma de socializar. La cantidad de personas que se conocen a través del internet en salones de “chateo” como FindSinglesonly.com, Theloveconnection.com y muchos otros, está generando billones de dólares en ganancias gracias al costo de las membresías y promociones de servicios y otros productos relacionados. Se estima que un 27% de los jóvenes entre las edades de 18 a 24 años han utilizado los servicios de algún dateline service e incluso, estudios indican que un 12% de los adultos entre las edades de 55 a 64 años están utilizando este tipo de servicio.
La internet ha llegado a un espacio de tal aceptación, que incluso algunas de nuestras necesidades más íntimas están siendo satisfechas mediante el uso de espacios cibernéticos, dando lugar a nuevas prácticas sexuales como lo es el sexo virtual, que envuelve la masturbación real utilizando cámaras webs (webcams).
Los que abogan por este tipo de relación vía internet, señalan que esta es una sana manera de satisfacer al individuo sin el riesgo de enfermedades de trasmisión sexual, además de permitir a parejas reales mantener algún tipo de “conexión sexual mientras se encuentran distanciados.
Por otro lado, existe también en la red aplicaciones destinadas la búsqueda de sexo de manera instantánea conectando a las personas que buscan gratificación sexual en su área geográfica de manera rápida y sin entrar en detalles personales, ni ningún tipo de compromiso personal.
Esto genera las siguientes preguntas. ¿Podemos enriquecer nuestra vida social a través de la red sin sacrificar y deteriorar las relaciones humanas? ¿Dónde dejamos el contacto físico y la dinámica del encuentro cara a cara y el reto de conocernos y cultivar una relación?
Es un hecho que la red ha simplificado muchos aspectos de nuestra vida y ha generado cambios en nuestro comportamiento. Historias personales se convierten al instante en materia pública, con la posibilidad de tener un alcance a nivel global. El activismo político utilizando las redes sociales, el escape de la realidad a un mundo de juegos y videos, el estímulo constante y la pérdida de la privacidad augurarán una sociedad cada vez más globalizada y totalmente diferente a lo que tal vez nunca pudimos haber pensado.
Sin lugar a dudas el poder desconectarse de esta constante inundación de estímulos e información de todo tipo ya se ve como una comodidad y un lujo. Algo lamentable, pues esa “desconexión” es sumamente necesaria para reconectarnos con nosotros mismos y con el mundo tangible y real.
