La Camellia Sinensis, nombre científico de la planta de la que se extraen las hojas para el Té, además de ser un estimulante, por siglos se ha vinculado a la salud y a la larga vida.
Estudios realizados demuestran que las poblaciones que consumen más Té, están menos propensas a sufrir de cáncer y enfermedades cardiovasculares. Frio o caliente esta bebida ha cobrado tanta popularidad que se estima que en los Estados Unidos se consumieron 3.60 billones de galones de Té en su mayoría negro. El té negro se diferencia del verde en que sus hojas han sido blanqueadas, trituradas para permitir que las hojas se oxiden y se fermenten antes de que se sequen para así producir un sabor y un aroma mucho más intenso.
Los amantes del té todavía no se ponen de acuerdo sobre cuál de ellos tiene mayor cantidad de propiedades curativas, pero la mayoría concuerdan en que aun cuando ambos tienen una gran cantidad de flavonoides que combaten el envejecimiento, el proceso por el que pasa el té negro podría hacer que las hojas perdieran parte de sus propiedades antioxidantes.
Se ha comprobado científicamente que los polifenoides, flavonoides encontrados en el té combaten el envejecimiento. Por otra parte, estudios de laboratorio han revelado que las catequinas como el EGCG encontradas en el té reducen el crecimiento y la propagación de tumores. Aunque no todas las propiedades que se le atribuyen a esta aromática bebida han sido constatadas a nivel científico se vinculan sus propiedades termogénicas con la reducción de peso y con un mejor fluido sanguíneo.
La ya probada cantidad de antioxidantes que tienen las hojas de esta singular planta ha llevado a la industria de cosméticos a introducirlas en sus cremas y otros productos.
La ingesta de té depura y elimina las toxinas del tracto urinario y los más recientes estudios indican que personas que toman una o más tazas de té al día tienen un 44% menos de riesgo de padecer un ataque cardiaco.
En pequeñas hojas sueltas, frio, caliente o en bolsitas, esta aromática infusión vale la pena tomarla.
